martes, 28 de julio de 2015

TRATADO VERSALLES FIN DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL REPUBLICA WEIMAR


MEDIDAS DEL TRATADO VERSALLES FIN DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL REPUBLICA WEIMAR


El 28 de junio de 1919, exactamente cinco años después de que un asesinato en Sarajevo provocara la Primera Guerra Mundial, los países beligerantes firmaron un acuerdo para terminar con las hostilidades. El Tratado de Versalles, llamado así por el palacio francés donde fue firmado, fue el colofón de la Conferencia de Paz de París.
Significó la entrada en lo que el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, llamó «un orden internacional nuevo», basado en sus «catorce puntos», una lista de demandas que representaría «una paz sin victoria» no punitiva, afianzada por una votación popular y un debate abierto. Sin embargo, los «cuatro grandes» vencedores, Francia, Italia, Gran Bretaña y Estados Unidos, llevaron las conversaciones en secreto durante seis meses. Los tres países europeos querían neutralizar a Alemania y Wilson se vio obligado a acceder.
El Tratado estableció una Liga de Naciones a nivel mundial (el punto decimocuarto de Wilson, de gran importancia) , pero Alemania fue excluida.
Tratado Versalles Fin de la Primera Guerra Mundial Republica Weimar¿Se obligó a Alemania en los tratados de paz a afrontar en concepto de reparaciones de guerra unos pagos excesivos? La respuesta afirmativa tiene una trascendencia innegable en la historia europea del siglo XX, porque las sanciones constituirían el factor fundamental en los desequilibrios de la economía continental y, por otra parte, en el orden político fueron el caldo de cultivo del nacionalismo revanchista.
El gran economista Keynes formó parte de la representación británica en la Conferencia de París y fue mandatario del ministro de Hacienda en el Consejo Supremo Económico. Dimitió de ambos puestos cuando consideró excesivas las sanciones. Su libro, terminado en noviembre de 1919, constituye el clásico por excelencia en la crítica de las sanciones desde el punto de vista económico. Veamos sus razones.
Una cuestión de principio:
En primer lugar, un aspecto moral. En la nota que entregaron los aliados al gobierno alemán el 5 de noviembre de 1918 como condición para la paz se hablaba solo de daños civiles: «Alemania dará compensación por todo el daño causado a la población civil…». Además esta nota intentaba aclarar los puntos de Wilson, en los que se alude al daño en territorio invadido. Por tanto, entiende Keynes que no estaban comprendidos y no podían reclamarse los daños generales de guerra. Resultaba además discutible que se pudiera exigir a Alemania el pago por las destrucciones causadas por sus aliados, puesto que la nota aliada habla de agresión «alemana», cuando pudiera haber hablado de agresión de «Alemania y sus aliados».
El problema del cálculo de las reparaciones: Aun incluyendo otros tipos de reparaciones, de carácter militar, se presenta el problema de su cálculo. La grandeza terrible de las destrucciones dificultó cualquier estimación precisa; los gobiernos aliados se inclinaron por presentar balances muy abultados.
Bélgica sufrió graves destrucciones pero su riqueza, según la evaluación oficial del ministerio de Hacienda de 1913, impide suponer que fueran justas las cifras que presentó. De mayor volumen fueron las destrucciones en Francia, no obstante sus reclamaciones fueron exageradas, puesto que el enemigo no ocupó más que el 10% de su superficie territorial y la zona de verdadera devastación no excedía el 400. Keynes cifra en 500 millones de libras el daño físico y material de las comarcas ocupadas, en lo que coincide con un francés, Pupin, autor de un estudio sobre la riqueza de Francia antes de la guerra, quien estima el monto de las destrucciones entre 400 y 600 millones de libras.
Sin embargo, Dubois, en nombre de la comisión de presupuestos de la Cámara francesa, las calculó en un mínimo de 2.500 millones de libras, y Loucheur, ministro de Reconstrucción Industrial, en 3.000 millones. Keynes calcula que el total de las destrucciones, sumando las de Bélgica, Francia, Gran Bretaña y los otros aliados, debió de ser aproximadamente de 2.120 millones de libras, a las que habría que sumar pensiones a familias destruidas, con lo cual podría llegarse a los 3.000 millones de libras, pero en todo caso quedaría muy lejos de los cálculos aliados, que además exigían onerosos intereses por el pago de las cantidades aplazadas.
Capacidad de pago de Alemania
Un tercer aspecto que debe ser considerado, es la capacidad de pago de Alemania. Porque si Alemania sólo saldara mediante pagos pequeños, de alrededor de 150 millones de libras anuales, al interés compuesto la deuda no dejaría de aumentar. Y debería en 1936 una cantidad superior a la de 1920. Keynes contabiliza cuidadosamente todas las partidas: oro, barcos, valores extranjeros, etcétera. Además entiende que habría que descontar el valor de las propiedades alemanas existentes en los territorios entregados; por ejemplo en Alsacia y Lorena.
De su examen minucioso deduce que la capacidad de pago del vencido ha disminuido drásticamente. «Es evidente que la capacidad de pago de Alemania de preguerra para pagar un tributo anual al extranjero se ha visto disminuida por la pérdida casi total de sus colonias, de sus relaciones ultramarinas, de su marina mercante y de sus propiedades en el extranjero; por la cesión del lO00 de su territorio y de su población; de un tercio de su carbón y de tres cuartos de su mineral de hierro; por la muerte de dos millones de hombres en la mejor edad de la vida; por el hambre de su pueblo durante cuatro años…».Concluye que 2.000 millones de libras es la cifra máxima a la que Alemania puede hacer frente. Y los aliados ponían por entonces, en 1919, los mínimos en 8.000 millones.
Keynes concluye, entre sugerencia y queja, que si los aliados fomentaran el comercio y la industria alemana durante un período de cinco años la nación reconstruida estaría en condiciones de impulsar la economía continental y hacer frente a sus obligaciones.
En coincidencia con Keynes numerosos autores alemanes trataron de demostrar que era imposible pagar las reparaciones y que en cualquier caso sumirían al país vencido en la pobreza. En la primera nota dirigida a los aliados se aseguraba que el pago condenaría a millones de alemanes a la inanición. Incluso las transferencias unilaterales de mercancías desequilibrarían el comercio internacional. En el terreno neutro de la economía coincidía un vencedor lúcido con los vencidos.
El Plan Dawes. En 1924, una comisión internacional presidida por el banquero estadounidense Charles G. Dawes, presentó un plan donde se fijaban cantidades más razonables para las reparaciones y se facilitaban créditos en el extranjero, principalmente procedentes de Estados Unidos, para ayudar a Alemania a cumplir los plazos de sus pagos. El proyecto fue enérgicamente rechazado por los políticos nacionalistas alemanes, por considerarlo un medio de la política estadounidense para someter Alemania a una esclavitud económica. No obstante, el canciller Gustav Stresemann consiguió el voto favorable de las dos terceras partes del Parlamento, y la propuesta fue aprobada. Con la aceptación del Plan Dawes comenzaba a reducirse la tensión internacional originada por las sanciones económicas impuestas a Alemania.
El Temor de Keynes por las Reparaciones de Guerra: Prescindiendo de otros aspectos del asunto, creo que la campaña para asegurar de Alemania el pago total del costo de la guerra era uno de los actos más graves y de mayor torpeza política de que han sido jamás responsables nuestros gobernantes. ¿Qué porvenir tan distinto pudiera haber esperado Europa si Mister Lloyd George o Mister Wilson hubieran comprendido que el problema más grave de todos los que reclamaban su atención no era político o territorial, sino financiero y económico, y que el peligro del porvenir no está en las fronteras ni en la soberanía, sino en el alimento, el carbón y el transporte? Ninguno de ellos prestó la debida atención a estos problemas, en ningún momento de la Conferencia (…),
Así es que toda consideración científica de la capacidad de Alemania para pagar fue desechada desde el principio (…). La situación financiera de Francia e Italia era tan mala, que no era posible que éstas atendieran a razones sobre el asunto de la indemnización alemana, si no se les podía indicar, al mismo tiempo, una alternativa para librarse de sus males. Los representantes de los Estados Unidos cometieron, a mi juicio, una gran falta por no haber tenido propuestas constructivas que ofrecer a una Europa doliente y enloquecida i… K
“Keynes: Las consecuencias económicas de la paz. 1920.”
citado en Historia del mundo contemporáneo, Selectividad 97-98,
Julio Montero Díaz (coordinador t.
Ediciones TEMPO, Madrid, España, 1996
PARA SABER MAS…
Alemania, desmantelada

Wilson y Lloyd George resistieron con éxito a las exigencias más radicales de Clemenceau, pero el acuerdo definitivo ostentaba el genuino sello del francés. Alemania fue privada de más del 13 por ciento de su territorio y de casi 6 millones de habitantes. Alsacia-Lorena se devolvió a Francia, y Bélgica recibió otro territorio. El Sarre, rico en carbón, y la provincia septentrional de Schleswig (que Alemania había arrebatado a Dinamarca en 1864) celebrarían un plebiscito que expresara la voluntad de sus habitantes.
Polonia obtuvo Poznan, la mayor parte de Prusia occidental y una zona de la oriental con acceso al mar Báltico. Mediante esta decisión, Prusia oriental quedaba separada del resto de Alemania y varios millones de alemanes bajo jurisdicción polaca. Al sur, los artífices del tratado reconocieron la existencia de un nuevo país, Checoslovaquia, que comprendía parte de la Silesia alemana y unos tres millones de personas de lengua alemana en Bohemia y Moravia. Se estipulaba asimismo que Austria, cuya población era en su casi totalidad de habla germana, jamás se uniría con Alemania, y en consecuencia se desestimaban los argumentos de índole racial o económica existentes en favor de tal unión.
Análogamente, las cláusulas militares reflejaban la terca actitud de Clemenceau, quien se había propuesto aniquilar para siempre el vigor alemán. Prescribían la ocupación aliada, durante 15 años, de la ribera izquierda del Rin y el desmantelamiento de todas las fortalezas alemanas de la orilla derecha. El ejército alemán del aire fue disuelto; el de tierra se redujo a 100.000 soldados y la armada a 15.000 hombres, 6 cruceros ligeros, 12 destructores y algunos navíos anticuados. Alemania, además, tenía que entregar todo su material de guerra, incluidos los submarinos, y le estaba vedada la importación de armas o municiones. Los galos parecían haber conjurado su secular peligro.
El jefe de gobierno francés decidió también que Alemania pagara la totalidad del costo de la guerra. En el armisticio, Alemania se avino a. resarcir por todos los daños causados a la población civil y a sus propiedades. Ello suponía una enorme suma. En Francia, escenario de gran parte de la lucha, cerca de 300.000 hogares fueron destruidos, unas 6.000 fábricas desmanteladas, las minas de carbón inundadas, el ganado muerto y los cultivos asolados por la artillería y los gases.
Con todo, Clemenceau exigía que Alemania pagase también las pérdidas militares de los aliados, y elevaba la deuda germana de 30.000 millones a 200.000 millones de dólares. Wilson se negó abiertamente a admitir esta cifra astronómica. Lloyd George vacilaba: por un lado su conciencia le movía a seguir a Wilson; por otro, las promesas de su campaña electoral le llevaban a apoyar a Clemenceau. El resultado fue un compromiso defectuoso que no señalaba una cifra concreta y extendía el pago durante un período tan dilatado que condenaba a toda una generación de alemanes a vivir y trabajar en un país cuyo nivel de vida no podría mejorar en absoluto.
Pero la cláusula más recusable de todas era la llamada de «culpa de guerra». Por ella, Alemania asumía toda la responsabilidad de la contienda y la destrucción consiguiente. El célebre artículo 231 manifestaba: «Los gobiernos aliados y asociados declaran, y Alemania acepta, la responsabilidad de Alemania y la de sus aliados como causantes de todas las pérdidas y daños que los gobiernos aliados y asociados han sufrido, como consecuencia de la guerra provocada por la agresión de Alemania y sus aliados».
AMPLIACIÓN DEL TEMA… La crisis de la postguerra se hizo más aguda cuando los E.U.A. se negaron a ingresar en la Sociedad de Naciones Los norteamericanos firmaron tratados de paz separados con Alemania y Austria en 1921. Después de prolongadas negociaciones se logró llegar a un acuerdo sobre el montante de las reparaciones. Los pagos de Alemania se hacían con gran demora. En muchas ocasiones sólo se entregaban cantidades a cuenta. A principios de 1923, Francia, impaciente por cobrar, ocupó la región industrial del Ruhr. Esto ocasionó serios disturbios a la producción germana y la situación financiera mundial se hizo muy tirante.
Un grupo de países interesados en la situación económica de Alemania designaron una comisión para estudiar el problema. Dicha comisión fue presidida por  Carlos G. Dawes, y recomendó el plan que lleva su nombre. Según este plan, firmado en agosto de 1924, era necesario restablecer la estabilidad monetaria de Alemania, con la garantía de su producción futura. Se estipuló también un sistema escalonado para el pago de las reparaciones. Alemania encontró las condiciones muy onerosas, y las nuevas negociaciones que tuvieron lugar culminaron en el Plan Young (junio de 1929). Según éste, se le concedió a Alemania un plazo de 59 años para el pago de las reparaciones.
En diciembre de 1925 se firmó el Pacto de Locarno entre Francia y Alemania. Ambos países acordaron respetar mutuamente sus respectivos territorios, e Inglaterra e Italia se obligaron a defender a cualquiera de las partes que fuese atacada. En septiembre de 1926 fue admitida Alemania en la Sociedad de Naciones. Estos arreglos de carácter político, sin embargo, no pudieron resolver el problema económico. Francia e Italia no estaban en condiciones de recoger sus emisiones de papel moneda. Lo único que pudieron hacer fue pagar una parte proporcional de las mismas. Alemania logró mantener su papel a la par sólo mediante empréstitos obtenidos en los Estados Unidos.
Al surgir la crisis económica mundial de 1929, las condiciones de los países afectados por la guerra se hicieron más difíciles. Los E.U.A. recomendaron un año de moratoria para todas las transacciones internacionales. La principal casa bancaria de Austria cerró sus puertas, y una seria crisis afectó a Inglaterra, Alemania y los E.U.A. Con esta crisis comenzaron en Alemania las primeras protestas públicas contra el Tratado de Versalles. El escenario se preparaba para la segunda guerra mundial (1939-1945).
Fuente Consultada: Enciclopedia BARSA Tomo 8
Fuente web: http://historiaybiografias.com/versalles/

Conferencia de Bretton Woods.

Conferencia de Bretton Woods.





LOS CATORCE PUNTOS DE WILSON FIN DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL


LOS CATORCE PUNTOS DE WILSON FIN DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL


Los Catorce Puntos de Wilson:
WILSON , presidente de ee.uu.En enero de 1918, el presidente Wilson presentó una propuesta de paz que tuvo un importante papel en el último año del conflicto. Era un llamado a todos los países del mundo para que se sumaran a la causa de los aliados sobre la base de un programa que consistía en Catorce Puntos:
1. Convenciones de paz realizadas públicamente y sin diplomacia secreta.
2. Libertad absoluta de navegación en los mares, lo mismo en tiempos de paz que de guerra, excepto en caso que estos se cierren por disposición internacional.
3. Supresión, hasta donde fuera posible, de todas las barreras económicas.
4. Garantías oportunas para que los armamentos se reduzcan a los estrictamente necesarios para la seguridad interna.
5. Solución imparcial de todas las reclamaciones coloniales basadas en el principio de que los intereses de la población deben pesar tanto como las justas reclamaciones del Gobierno cuyos derechos habrán de determinarse.
6. Evacuación de todo el territorio ruso y determinación independiente de su desarrollo y su política nacional.
7. Bélgica debe ser evacuada y restaurada.
8. Liberación de todo el territorio francés, restaurándose las partes invadidas, compensando la injusticia cometida en 1871 en la cuestión de Alsacia-Lorena.
9. Reajuste de las fronteras italianas sobre líneas claras de nacionalidad.
10. Oportunidad para el desarrollo autónomo de los pueblos de Austria y Hungría.
11. Rumania, Servia y Montenegro serán evacuadas restaurándose los territorios ocupados. Salida al mar para Servia y relaciones entre los Estados balcánicos que se establecerán sobre las líneas históricas de alianza y nacionalidad.
12. Las fronteras turcas del Imperio otomano deberán afirmarse por medio de una segura soberanía, con autonomía para las otras nacionalidades que deben recibir garantías; los Dardanelos permanecerán siempre abiertos como vía marítima libre para el comercio y los barcos de todas las naciones, bajo las correspondientes garantías internacionales.
13. Estado polaco independiente, que incluya todos los territorios habitados por pueblos indiscutiblemente polacos. Salida al mar de Polonia, cuya independencia e integridad territorial será garantizada por un acuerdo internacional.
14. Formación de una Asociación general de naciones cuyo objeto será conceder iguales garantías para la independencia política y la integridad territorial de todos los Estados, grandes o pequeños.
LA SOCIEDAD DE NACIONES
Resultaba una ironía del destino que el presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, del cual había partido la idea de la Sociedad de Naciones, y que había luchado por hacerla realidad, encontrara precisamente en su patria la mayor indiferencia. El pueblo norteamericano estaba cansado de las enojosas rencillas europeas y pensaba que los EE. UU. debían mantenerse al margen. Así pues, Washington quedó fuera del nuevo organismo.
Miembros fundadores de la Sociedad de Naciones eran los 32 países vencedores y 13 estados que se habían mantenido neutrales durante la guerra. En 1920 fue admitida Austria, en 1926 Alemania y en 1934 la Unión Soviética. Los acuerdos podían ser aprobados tanto por la Asamblea General, que se reunía con una periodicidad anual, y en la cual cada miembro poseía un voto, como por el Consejo permanente, del cual formaban parte Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón, así como cuatro (posteriormente seis) miembros nombrados por la Asamblea General. La Sociedad de Naciones fijó desde 1936 su sede en Ginebra, en el Palacio de la Sociedad de Naciones (fotografía inferior), ocupado en la actualidad por diversos organismos de las Naciones Unidas.
Aunque la Sociedad de Naciones consiguió imponer su mediación en algunos conflictos leves, resultó impotente para detener la penetración japonesa en China (desde 1931) o la incursión italiana en Abisinia. No obstante, representó el primer gran intento de crear un foro internacional. Se disolvió en el año 1946 para dejar paso a la Organización de las Naciones Unidas.
¿QUIEN FUE WILSON THOMAS WOODROW?
Woodrow Thomas Wilson
Wilson, Thomas Woodrow
Político (1856-1924)
Estadista estadounidense, nacido en Virginia; ejerció la profesión de abogado y fue  profesor  de Derecho  y  rector de la Universidad de Princeton. Mientras desempeñaba este cargo decidió entrar en la política, y poco después fue elegido gobernador de Nueva Jersey por el Partido Demócrata.
Sus reformas encontraron una férrea resistencia entre los sectores más poderosos de la población, no obstante lo cual él prosiguió inflexiblemente su lucha contra los grandes bancos y los poderosos financistas de Wall Street, aun desde la primera magistratura de su país para la cual fue elegido en 1912. Dos años después estalló la Primera Guerra Mundial y Wilson, convencidamente pacifista, procuró mantener a su país apartado de la lucha; pero en 1917 debió intervenir a causa de los ataques de Alemania, que hundía los barcos estadounidenses.
Durante todos estos años ya se habían alzado voces que exigían la formación de un organismo que evitase nuevas guerras; en 1918, Wilson condensó los principios de su idea acerca de ésto, en su famosa Declaración de los Catorce Puntos, donde establecía las medidas que debían tomarse para lograr la paz mundial. Durante la conferencia, celebrada al fin de la guerra en Europa, Wilson debió luchar contra la dureza vengadora de Clemenceau, a pesar de lo cual pudo salvar las proposiciones más importantes de sus Catorce Puntos, lo cual constituyó el punto de partida de la Liga de Naciones, organismo que desde su sede en Ginebra resolvió muchos conflictos internacionales.
Su inspirador mereció el Premio Nobel de la Paz, en 1919.
Fuente: http://historiaybiografias.com/wilson/

CONFERENCIA DE YALTA ACUERDOS DE YALTA POTENCIA ALIADAS REPARTO DEL MUNDO

CONFERENCIA DE YALTA ACUERDOS DE YALTA POTENCIA ALIADAS REPARTO DEL MUNDO


En la Conferencia de Yalta, celebrada del 4 al 11 de febrero de 1945, los “Tres Grandes” de izquierda a derecha, (el dirigente británico Churchill, el presidente americano Franklin D. Roosevelt y el líder soviético Stalin) decidieron el reparto del territorio europeo al final de la Segunda Guerra Mundial.
ANTECEDENTES DE LA ÉPOCA: La Unión Soviética, el único país socialista en aquel tiempo, no parecía demasiado temible. Muchos, incluido el propio Churchill, suponían que sería fácilmente derrotada por el Tercer Reich. ¿Acaso no lo había sido Francia, “infinitamente más adelantada”? Pero según se pensaba, la prolongación de la resistencia soviética sería tiempo ganado para las “democracias occidentales” y tiempo perdido para Hitler.
Un Hitler al que a la postre habría que agradecer que eliminara al comunismo —al socialismo— de la faz de la tierra. Así suele ser de miope a veces la visión de los gobernantes. Cuando, después de las batallas de Midway, en el Pacífico; de El Alamein, en África; y de Stalingrado, en Rusia, el Eje se batió en retirada y la Unión Soviética se reveló como una potencia de primer orden, capaz de desbaratar a la más imponente máquina de guerra conocida hasta entonces, hubo que pensar en dar forma al mundo de la posguerra, a ese mundo prometido en la Carta del Atlántico. Se pensaba todavía en función de los “Tres Grandes”. ¿Francia? No contaba, a pesar de las actitudes que asumía el “intratable” general de Gaulle, quien tascaba todavía el freno de la subordinación. Roosevelt no lo miraba con simpatía. Veía en él una personificación del Imperio Francés, como veía en Churchill la del Imperio Británico.
En cambio, había que contar mucho con la Unión Soviética. En qué forma arrolladora avanzaban sus ejércitos! Con alarma de muchos. Entre ellos, el primer ministro británico, que mascaba furiosamente su eterno cigarro. Hubo reuniones previas de Roosevelt y Churchill. En Casablanca, con de Gaulle y su rival Giraud. En El Cairo, con Chiang Kai-shek, en lucha desde hacía tiempo con el Japón.. . y, más todavía, con los hombres de Mao Tse-tung. Y, finalmente, los “Tres Grandes” —Roosevelt, Churchill y Stalin— se reunieron primero en Teherán —noviembre de 1943— y luego en Yalta —febrero de 1945—, mientras las fuerzas todavía aliadas avanzaban en todos los frentes y el Eje agonizaba. La designación de Yalta, en la Crimea recién liberada, como sede de esta última conferencia fue un reconocimiento de lo mucho que en adelante iba a pesar Moscú en el mundo.
Quedó así preparado el terreno para la conferencia de los “Tres Grandes” en Postdam, el “Versalles prusiano” caro a Federico el Grande, en las proximidades del recién conquistado y totalmente devastado Berlín. También allí los soviéticos actuaron como “dueños de casa”. Pusieron buena cara en la euforia del triunfo, a pesar de que había ya muchos recelos en el ambiente, de que se habían registrado ya los primeros síntomas de la “guerra fría”. El Tercer Reich se había hundido y las “democracias occidentales” tenían delante, no a Hitler, sino a aquel mariscal Stalin que, al frente de un enorme país en armas, había lanzado poderosos ejércitos hacia el Oeste y liberado del yugo nazi, no solamente su propio territorio, sino también todo un rosario de naciones de la Europa oriental.
Y ya no estaba Roosevelt para buscar un sincero entendimiento con Stalin. Roosevelt, muy minado por la enfermedad y por el agotador ajetreo de los años de guerra, habla fallecido poco después de Yalta. Lo había reemplazado automáticamente su compañero en el “binomio presidencial”, Harry Truman, un hombre de visión mucho más estrecha, ya muy atento a los clamores de prevención que se elevaban en Estados Unidos.
Y el mismo Churchill, derrotado en las primeras elecciones generales celebradas en Gran Bretaña después de la guerra, tuvo que ceder el puesto en plena conferencia a su rival, el laborista Clement Attle. El esforzado campeón del Imperio Británico se libró así de más de una pataleta.
Porque en Postdam —julio y agosto de 1945— no se hizo más que concretar y detallar lo que ya se había convenido en líneas generales en Teherán y con mucha más precisión en Yalta. De todos modos, causa asombro leer ahora las catorce seciones del comunicado que se emitió después de la conferencia de Potsdam. La mayoría de sus estipulaciones no se cumplieron, se tratara de la reorganización de Alemania o de la condena del régimen franquista, del “afianzamiento de una paz justa y duradera” o de las reparaciones de guerra.
Y aquellas que fueron cumplidas debieron su buena suerte más a la fuerza de las circunstancias que al concierto de las voluntades de quienes habían librado una lucha común contra la regresión fascista. En realidad, había ya una nueva alineación en bandos. Eran los bandos de la “guerra fría”. ¿Postdam? Se citaría este nombre únicamente cuando conviniera. En lo demás, evocaría un simple papel mojado. ¿De quién fue la culpa?
Fue en Postdam también donde Stalin confirmó su promesa de que, a los tres meses de terminada la guerra en Europa, la Unión Soviética declararía la guerra al Japón y atacaría a los ejércitos japoneses en Manchuria, a fin de acelerar la rendición del ya acorralado Tokio. Y fue también en Postdam donde Truman habló a Stalin, en términos muy vagos y herméticos, de la existencia de una “nueva arma” que en caso necesario se utilizaría. Stalin no pareció darse cuenta del significado de estas palabras. Eran el anuncio de los terribles holocaustos de Hiroshima y Nagasaki. Muchos han visto en ellos los comienzos de la “guerra fría”.
LA CONFERENCIA: En la estación balnearia de Yalta (Crimea) tuvo lugar entre el 4 y 11 de febrero de 1945, la conferencia en la cumbre entre los jefes de estado de Estados Unidos, Gran Bretaña y Unión Soviética para definir las zonas de influencia de cada potencia en el mundo una vez acabada la guerra. En la ocasión, el presidente Roosevelt consiguió que Stalin declarara la guerra a Japón, que apoyara la creación de la Organización de las Naciones Unidas y la partición de Corea y queChurchill, quien se negó a devolver Hong Kong a China, que aceptara una zona francesa en la Alemania ocupada.
Por su parte, Stalin obtuvo de los líderes occidentales la aprobación de la línea Curzon como frontera soviético-polaca y la línea Oder-Neisse como frontera occidental polaco-alemana, el reconocimiento de sus derechos sobre Manchuria y la formación de regímenes pro- soviéticos en los países centroeuropeos con la promesa de instaurar gobiernos democráticos.
En la Conferencia se trató, asimismo, de los términos de la destrucción del poderío militar alemán, la prohibición de su industria bélica, el juicio a los criminales de guerra y la desnazificación del país. Según los planes aliados, Alemania sería dividida en tres zonas de ocupación (que serían cuatro tras la incorporación de Francia).
Por último, se decidió la creación de una organización internacional para el mantenimiento de la paz y la seguridad (ONU), con derecho de veto de las grandes potencias.
Churchill, Roosevelt y Stalin durante la Conferencia de Yalta, en febrero de 1945. En este encuentro entre los jefes de los principales países aliados se trataron temas tan importantes como la ocupación de Alemania y la reorganización de los territorios liberados.
Fuente: http://historiaybiografias.com/conferencia_yalta/

CONFERENCIA DE POTSDAM ACUERDOS LOGRADOS ENTRE LAS POTENCIAS ALIADAS


CONFERENCIA DE POTSDAM ACUERDOS LOGRADOS ENTRE LAS POTENCIAS ALIADAS


Conferencia de Potsdam Acuerdos Logrados entre las Potencias Aliadas
Potsdam: final y comienzo: Al fin la paz se había logrado, pero faltaba delinear un acuerdo para la posguerra. A este fin, Churchill,  Harry S. Truman y Stalin (foto arriba) , sucesor de Roosevelt, se reunieron en Potsdam, ciudad próxima a Berlín, del 17 de julio al 2 de agosto de 1945. (Clement Attlee, nuevo primer ministro británico, sustituyó a Churchill en el transcurso de las conversaciones.) Se trataba de la última conferencia cumbre de la Segunda Guerra Mundial, pero los supremos dirigentes de los países aliados tampoco llegaron a un acuerdo sobre el futuro de Alemania y aplazaron los delicados problemas que planteaban las indemnizaciones y el trazado de la nueva fronteragermanopolaca.
La división de Alemania en zonas de ocupación soviética y occidentales había comenzado, y Polonia se apropió unilateralmente de ciertos territorios de Alemania oriental, después de expulsar a todos los alemanes. Polonia, en realidad, debía limitarse a administrar provisionalmente las zonas al este de la línea Oder-Neisse.
En otras cuestiones, sin embargo, los aliados llegaron a un acuerdo. Se creó un Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores para elaborar tratados de paz con Italia, Rumania, Finlandia, Hungría y Bulgaria. Se decidió eliminar en Alemania todo vestigio de nacionalsocialismo y militarismo y formar un tribunal internacional para juzgar a los responsables nazis por los crímenes cometidos mientras ejercían el poder. Se dispuso también que todos los alemanes residentes en Hungría, Checoslovaquia y Polonia fuesen trasladados a Alemania lo antes posible. Pero la importancia de estas cuestiones era sólo relativa. Problemas mayores quedaron sin resolver o fueron ignorados.
El ambiente de Potsdam no resultaba propicio y Truman estaba decidido a no admitir imposiciones. Mientras fue vicepresidente nunca tuvo completa información de las realidades de la guerra y ahora se propuso llevar a cabo la política de Roosevelt tal como él la entendía. Truman tenía poderes en su mano para adoptar una línea intransigente. La víspera del comienzo de la conferencia, los Estados Unidos experimentaron con éxito la primera bomba atómica y Truman sabía que ya no necesitaba de la URSS para vencer al Japón.
Fue aqui también donde Stalin confirmó su promesa de que, a los tres meses de terminada la guerra en Europa, la Unión Soviética declararía la guerra al Japón y atacaría a los ejércitos japoneses en Manchuria, a fin de acelerar la rendición del ya acorralado Tokio. Y fue también en Postdam donde Truman habló a Stalin, en términos muy vagos y herméticos, de la existencia de una “nueva arma” que en caso necesario se utilizaría. Stalin no pareció darse cuenta del significado de estas palabras. Eran el anuncio de los terribles holocaustos de Hiroshima y Nagasaki. Muchos han visto en ellos los comienzos de la “guerra fría”.
Los acuerdo logrados son:
a) Los Aliados desistían de los planes acordados en Yalta para fragmentar a Alemania, pero decidieron despojarla de la cuarta parte de su territorio, que sería cedida a Polonia y a la Unión Soviética.
b) Se estableció un consejo de control aliado con sede en Berlín, autorizado por los Tres Grandes y por Francia para encargarse del desarme definitivo de Alemania, así como de efectuar la “desnazificación” para lo cual se creó un tribunal militar internacional que habría de juzgar a los criminales de guerra.
c) Se firmaron acuerdos sobre las reparaciones de guerra que debería hacer Alemania y sobre los sistemas político y económico que deberían establecerse en este país.
d) Se acordó eximir a Austria de pagar reparaciones, pero quedaría sometida a la autoridad de una comisión aliada con sede en Viena.
e) A instancias de Traman, se acordó enviar un ultimátum al gobierno de Japón para exigirle la rendición incondicional bajo la amenaza de una destrucción rápida y total.
f) Se acordó que se firmarían tratados de paz, tan pronto fuese posible, con los Estados satélites de la Alemania nazi. La tarea de preparar dichos tratados fue encomendada a un Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores que representaban a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, la Unión Soviética y China.
Potsdam: final y comienzo Al fin la paz se había logrado, pero faltaba delinear un acuerdo para la posguerra. A este fin, Churchill, Stalin y Harry S. Traman, sucesor de Roosevelt, se reunieron en Potsdam, ciudad próxima a Berlín, del 17 de julio al 2 de agosto de 1945. (Clement Attlee, nuevo primer ministro británico, sustituyó a Churchill en el transcurso de las conversaciones.)
Se trataba de la última conferencia cumbre de la Segunda Guerra Mundial, pero los supremos dirigentes de los países aliados tampoco llegaron a un acuerdo sobre el futuro de Alemania y aplazaron los delicados problemas que planteaban las indemnizaciones y el trazado de la nueva frontera germano-polaca. La división de Alemania en zonas de ocupación soviética y occidentales había comenzado, y Polonia se apropió unilateralmente de ciertos territorios de Alemania oriental, después de expulsar a todos los alemanes. Polonia, en realidad, debía limitarse a administrar provisionalmente las zonas al este de la línea Oder-Neisse.
En otras cuestiones, sin embargo, los aliados llegaron a un acuerdo. Se creó un Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores para elaborar tratados de paz con Italia, Rumania, Finlandia, Hungría y Bulgaria. Se decidió eliminar en Alemania todo vestigio de nacionalsocialismo y militarismo y formar un tribunal internacional para juzgar a los responsables nazis por los crímenes cometidos mientras ejercían el poder.
Se dispuso también que todos los alemanes residentes en Hungría, Checoslovaquia y Polonia fuesen trasladados a Alemania lo antes posible. Pero la importancia cíe estas cuestiones era sólo relativa. Problemas mayores quedaron sin resolver o fueron ignorados. El ambiente de Potsdam no resultaba propicio y Traman estaba decidido a no admitir imposiciones. Mientras fue vicepresidente nunca tuvo completa información de las realidades de la guerra y ahora se propuso llevar a cabo la política de Roosevelt tal como él la entendía.
Truman tenía poderes en su mano para adoptar una línea intransigente. La víspera del comienzo de la conferencia, los Estados Unidos experimentaron con éxito la primera bomba atómica y Truman sabía que ya no necesitaba de la URSS para vencer al Japón.
La división de Alemania
CONCLUIDA LA GUERRA, Alemania fue dividida en cuatro zonas de influencia: los rusos se instalaron en el este, los británicos en el noroeste, los norteamericanos en el sur y los franceses En diciembre de 1946, los norteamericanos e ingleses convinieron en fusionar la administración económica de sus dos zonas. La bi-zona fue el núcleo del futuro estado de Alemania Occidental. Dejó de funcionar el Consejo de Control Aliado y las conversaciones entre Este-Oeste prácticamente se paralizaron. La ruptura fue completa y, hacia la primavera de 1948, la partición de Alemania en dos era un hecho consumado. El bloqueo de Berlín por parte de los soviéticos fue la reacción ante la unión de los otros tres estados en una zona. A éste respondieron las potencias occidentales con un puente aéreo que abasteció a la sección occidental de la ciudad.
Esta costosa operación, montada con un fuerte apoyo publicitario tras de sí, fue un claro desafío por parte de Occidente a los países del este, que contaban con una débil economía. Además puso en juicio la capacidad de réplica de los rusos. Por la imposibilidad de mantener la situación, la URSS capituló el 21 de mayo de 1949 levantando el bloqueo, cuando el costo de éste comenzaba a ser también insostenible para los norteamericanos y los países aliados.
De los dos nuevos estados alemanes formados en 1949, la República Federal se unió a la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA) en 1951 y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1955, mientras que la República Democrática se asoció a la recién fundada Organización del Pacto de Varsovia. Durante muchos años las potencias occidentales se negaron a reconocer a la República Democrática, pero en 1972 el gobierno de Alemania occidental cambió de política y acordó su reconocimiento.
Fuente: http://historiaybiografias.com/conferencia_potsdam/