Índice
ª La
Primera Guerra Mundial. Un asesinato que revolucionó el sistema
mundo……………………………………………………………….... Pág. 3
ª Capítulo
I. El detonante de la Gran Guerra……………………….. pág. 8
ª Capítulo
II. El desarrollo de la Guerra……………………………. pág. 17
ª Capítulo
III. Una nueva Europa, un nuevo mundo……………… pág. 25
ª Anexos………………………………………………………..……….pág.
30
ª Bibliografía……………………………………………………….…..Pág.
34
La
Primera Guerra Mundial
Un
asesinato que revolucionó el Sistema – Mundo
E
|
s bien sabido que el
Sistema – Mundo moderno, tal como lo conocemos en la actualidad, ha
evolucionado con el transcurrir de los siglos. Los acontecimientos históricos
repercuten indudablemente en el desarrollo del sistema en sí mismo, tanto
interna como externamente.
El Eurocentrismo[1]
como fenómeno, ha sido el principal protagonista y responsable de la gran
mayoría de los conflictos originados en los países del centro: Europa
Occidental especialmente. En ello ha estado implícita una ambición de poder y
riqueza cada vez más fuerte, la necesidad de expansión y apropiación y/o
colonización de territorios de la periferia. Lenin, en su libro El imperialismo, fase superior del capitalismo cita al historiador
Driault específicamente en el capítulo de su obra sobre “las grandes potencias
y el reparto del mundo”. Respecto a esto, manifestaba lo siguiente:
Todos
los territorios de la Tierra, a excepción de China, han sido ocupados por las
potencias de Europa y los Estados Unidos. Debido a esto se han producido ya
varios conflictos y ciertos desplazamientos de influencia que no son más que
precursores de explosiones mucho más terribles en un futuro próximo. Pues hay
que apresurarse: las naciones que no se han provisto corren el riesgo de no
percibir nunca su porción y de no tomar parte en la explotación gigantesca de
la tierra, que será uno de los hechos más esenciales del próximo siglo (siglo
XX). He aquí por qué toda Europa y América, durante los últimos tiempos fueron
presas de la fiebre de expansión colonial, del ‘imperialismo’, el cual
constituye el rasgo característico más notable de fines del siglo XIX.
La unificación de Alemania e Italia
en la segunda mitad del siglo XIX cambió radicalmente el plano Europeo; estos
llegaron tarde al reparto colonial, cuyas porciones más significativas les
habían sido arrebatadas por los imperios británico y francés. Tras el
hundimiento del segundo imperio de Napoleón III en la Guerra Franco Prusiana de
1870, la tradicional hegemonía de Francia en el viejo continente se puso en
duda. A partir de este momento surgió un sistema de bloques en el continente. Precisamente,
uno de los objetivos de la política Guillermina (del emperador de Alemania,
Guillermo II a finales del siglo XIX) era el de expandirse en África. Después
de la Conferencia de Berlín en 1884 – 1885, los alemanes penetraron en África y
Oceanía, mientras que los italianos lograron conquistar Eritrea y Somalia en
1890 – 1891 y establecerse en Libia en 1911. Los rusos, por su parte, se
expandieron por Asia, donde ya a mediados de siglo habían ocupado la costa del
Pacífico, entre los ríos Amur y Usuri. La conquista del Turkestán Occidental y
el Pamir, con las llanuras al este del Caspio, completaron esta expansión en 1893;
el objetivo siguiente de los rusos era la conquista de Manchuria[2].
Pero en Asia había surgido un nuevo
imperio, el japonés, que había derrotado a China en 1894 – 1895 y que aspiraba
también a dominar Manchuria. Con el apoyo de la diplomacia inglesa, Japón
declaró la guerra a Rusia (1904 – 1905) y la derrotó. El imperio Japonés obtuvo
así la hegemonía en la disputada región China y, además, el dominio sobre
Corea, que acabaría incorporándose a este imperio en 1910. Mientras tanto, el
imperio Chino se debilitaba.
Alemania, tras su unificación, era
una potencia militar y económica que buscaba aumentar su influencia
internacional y crear un imperio colonial. El imperio Austro – Húngaro era su
aliado tradicional.
En lo que se refiere a la rapidez
del avance económico de este país, hacemos nuevamente referencia a Lenin en El imperialismo, fase superior del
capitalismo donde cita al autor de las investigaciones sobre los grandes
bancos alemanes, Riesser, que dice:
“El
progreso, no muy lento, de la época precedente (1848-1870) se halla en relación
con la rapidez del desarrollo de toda la economía en Alemania y particularmente
de sus bancos en la época actual (1870-1905), aproximadamente como la rapidez
de movimiento de un coche de posta de los viejos buenos tiempos se halla
relacionado con la rapidez del automóvil moderno, el cual lleva una marcha tal,
que resulta un peligro tanto para el tranquilo transeúnte, como para las
personas que van en el automóvil”.
Luego comenta que el capital
financiero que ha crecido con una rapidez indiscutible, no tiene ningún
inconveniente en pasar a una posesión más “pacífica” de las colonias que deben
ser arrebatadas, no sólo por medios pacíficos, a las naciones más ricas.
Estrechamente ligado a lo expuesto
anteriormente, introduciremos el concepto de gran potencia, la cual sería un
país que cuenta con todos los elementos necesarios para, en la medida de lo
posible, garantizar la victoria en caso de que se produzca un enfrentamiento. O
bien, el país que posea un potencial de presión tal que le permita obtener, al
menos en parte, los resultados de una guerra victoriosa sin haber llegado a
combatir[3].
Más concretamente, un país que tiene un gran poder político o económico a
escala internacional.
Para el transcurso de los siglos XIX
y principios del XX, Europa se visualizaba en un sistema de bloques construido
por Otto von Bismarck, conocido como el canciller
de hierro, cuyo principal objetivo era asegurar la supremacía de Alemania.
Para aislar a Francia luego de su derrota en 1870, ideó un complejo sistema de
alianzas entre Austria – Hungría y Rusia, quienes se enfrentaban en la Guerra
de los Balcanes, formalizado con el pacto de los Tres Emperadores[4]
firmado en 1873. Aproximadamente unos diez años más tarde, dicho pacto entró en
conflicto y se formó la Triple Alianza con Austria – Hungría e Italia; sin
embargo, el sistema bismarckiano fue destituido por el emperador Guillermo II,
recién ascendido al trono. Bismarck se retiró de la política, pero para
entonces ya Alemania se había convertido en la primera potencia de Europa.
Esta, al buscar aumentar su influencia internacional y crear un imperio
colonial, teniendo además como aliado tradicional a Autria – Hungría, forma
junto con esta el bloque de las
potencias centrales. Por su parte, ante esta amenaza imperialista, Francia
y Gran Bretaña se aliaron para defender su posición de potencias mundiales y
buscaron el apoyo de Rusia, formando así el grupo de los aliados.
Sin embargo, se debe tener en cuenta
que agregado a lo expuesto en el párrafo anterior, los países europeos en las
décadas previas a la Gran Guerra vivieron una época de fuertes tensiones,
rivalidades económicas y coloniales junto con la exaltación del nacionalismo
que contribuyeron a la construcción de los bloques y al desarrollo del
conflicto balcánico, uno de los principales detonantes de la Gran Guerra.
Resulta evidente que el conflicto se
venía cosechando desde hacía ya varias décadas antes del comienzo de la Gran
Guerra en agosto de 1914; sin embargo, parece sumamente curioso el hecho de que
las potencias europeas del momento histórico contextualizado en las páginas
anteriores, en vista de la enorme tensión entre ellas, se vieran a la espera de
cualquier hecho por más insignificante que fuera para desencadenar la riña. En
este caso, fue el homicidio del archiduque Francisco Fernando cuyo principal
objetivo fue la integración e igualdad de los austro – alemanes y los húngaros
del imperio. Pues no solo su muerte, sino la de su esposa resulta una manifestación,
absurda de modo individualista pero obviamente muy racional en un orden
mundial, de avaricia, deseos de poder y rivalidades. Y desde este punto de
vista, es posible analizar la poca importancia que se le ha brindado a la
unificación de las naciones sin importar el tamaño de sus porciones de
territorio, el reparto equitativo de las riquezas mundiales para el bien de
todos los habitantes, fenómeno que por supuesto no es nuevo, se remonta incluso
muchos siglos antes del hecho histórico central de la presente investigación
documental, y que no ha tenido escrúpulos a la hora de eliminar cualquier
obstáculo que se interpusiera entre aquella cultura de lucro que reina incluso
hoy por hoy.
Dicho esto, presentamos la
estructura del presente trabajo en tres capítulos fundamentales: las causas de
la Primera Guerra Mundial, su desarrollo en cuanto a operaciones militares, y
las consecuencias que esto produjo a posteriori y en el actual sistema mundo,
los cuales se presentarán en las páginas siguientes.
Notas
[2]
Historia Universal visual, El
Universal, 2003 p.237
[4] En 1872 se celebró una entrevista en Berlín,
entre los emperadores Guillermo I de
Alemania, Francisco José, del Imperio austrohúngaro y el zar de Rusia, Alejandro II, quien quiso participar también en el encuentro y así
nació lo que se conoce como la "armonía de los tres emperadores".
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