Introducción
El arte puede elevar al hombre desde el estado de fragmentación al de ser total, integrado. El arte le permite al hombre comprender la realidad y no solo le ayuda a soportarla sino que fortalece su decisión de hacerla más humana, más digna de la humanidad. El arte es, en sí mismo, es una realidad social. (Fischer, 1967, pág. 54).
Por tanto la expresión artística debe ser considerada, no en forma aislada ni ajena a las frustraciones sociales, sino más bien abocado a transmitir un sentir y accionar social que fundamente los cambios y transformaciones ligados obligatoriamente a un devenir histórico, con carga valorativa y correlato material. En consecuencia, se aprecia como el arte encaminado a plasmar en el tiempo las concepciones de la sociedad ante sus mismas expresiones sociales, da cuenta paralelamente de aquellas rupturas, frustraciones y disidencias coyunturales que en líneas generales marcan tanto la dinámica social, como la transformación constante del mundo y que manifiestan necesariamente aquellos malestares y satisfacciones culturales que los individuos, por ser sociales, demandan exteriorizar.
Así mismo y en congruencia con lo anteriormente expuesto, se pretende esbozar y caracterizar los principales periodos y estilos artísticos que fundamentan el arte desde su expresión; principalmente en la pintura, dado que es de suma importancia analizar cada uno de los periodos a la luz de la conformación de un nuevo modelo civilizatorio, producto, de las nuevas formas de organización e
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interacción social, generados a partir de la actividad práctica de los seres humanos, transformadores de su propios medios de subsistencia, pero además tomando en cuenta el carácter transitorio de la realidad, y debido a la complejidad de dichos movimientos y conformaciones sociales, no deben entenderse como procesos netamente lineales, dado que dentro de las construcciones sociales no existe un criterio univoco ni uniforme, en tanto que muchas veces se superponen unos hechos con otros.
Es así como el arte se ubica en base la representación simbólica de las proyecciones que los artistas mismos reflejan, frente a lo que ven, siendo participes y testigos además de reafirmaciones o cuestionamientos constantes de las tendencias culturales, económicas, sociales, política etc; en que la realidad compleja de un todo social se manifiesta. En fin, el accionar y acontecer cotidiano a la luz de las normativas, legales, naturales, éticas morales y sociales, que rigen la estructura de la sociedad, siendo el caso de la Europa Occidental durante el periodo comprendido entre (s. I y s. XIX.)
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